UNA NOCHE DE PASIÓN

Solo una mirada tuya basto para olvidarme del mundo. Tu sonrisa seductora invadió todo mi ser y mi fragilidad se hizo evidente frente a ti. Sentí tus manos cálidas tomar mi rostro, llevando mis ojos al encuentro con los tuyos.
Tu mirada penetrante hizo temblar todo mi cuerpo…tus manos no dejaban de sostenerme. Pude sentir el palpito de sangre recorriendo mis venas, cuando vi que poco a poco te acercabas a mí. Y con un cálido abrazo te habrías camino surcando mi cuerpo. Y sin dejar de mirarte pude sentir la miel de tus labios rozando los míos, apagando mi sed y consumiendo mi aliento al fundimos en un beso. Tus manos se deslizaban suavemente sobre mi cuerpo, acariciando mi espalda, presionándome hacia ti. Ocasión en la cual pude sentir tu virilidad rozando mi intimidad. Y en ese instante supe que no podría detenerme y levante mis brazos para rodear tu cuello y me entregue a ese sublime momento, acariciando tu cabello suavemente, mientras tus manos se enredaban en mi pelo. Tu boca sedienta de deseo se deslizaba por mi cuello, dejando a cada paso la huella del dulce sabor de tus besos. Cerré mis ojos, cuando iniciaste el camino hacia mi pecho y mi respiración agitada, despertó aun mas tu deseo.
La yema de tus dedos recorren uno a uno los botones de mi blusa, mientras yo descubro la vellosidad de tu pecho. La noche se hizo cómplice de tanto deseo contenido que hizo explosión con un simple beso. Nos miramos y en ese instante se desato la pasión de dos seres rebosantes de deseo, dispuestos a todo por hacer de esa noche la más hermosa, vestida de ternura y amor. Sin restricciones, sin prejuicios, sin pudores, viviendo palmo a palmo un torrente de sensaciones indescriptibles… ardor, calidez, desvarío, delirio, desenfreno…desatadas por el éxtasis del momento, generando un mundo de placeres…sed voraz de caricias y besos, emoción, erotismo y pasión con frenesí desesperado. Nuestros cuerpos desnudos enredados entre las sábanas se hacían solo uno y la humedad de tu piel se mezclaba con la mía...El deseo y el placer era tan inmenso que cada uno de tus movimientos habrían paso a mis gemidos, despertando mas aun la fiera indomable que se ocultaba en tu interior. Dulcemente salvaje, bravío, pero sabrosamente sumiso al mismo tiempo. Tus dedos inquietos recorren los rincones más sensibles…me estremezco, vibro, tiemblo…ante la sensación mas deliciosa vivida y despierta la ansiedad y desasosiego de sentirte más cada vez.
Tu aliento me quema, tu boca me atormenta, tus caricias me trastornan.
Se desborda mi deseo cuando empiezo a sentirte entrar en mi rincón prohibido.
Recodo donde guardo mis más intimas sensaciones, haciéndolas tuyas por completo. Mis uñas se impregnan en tu espalda, queriendo dejar la huella de mi deseo. Tus palabras me enloquecen, siento que en tus brazos toco el cielo.
Los gemidos se agudizan…nuestros movimientos frenéticos se aceleran.
Amor y lujuria unidas aproximan el instante tan deseado. Respiración presurosa y quejumbrosa, susurros desesperados, espasmos descontrolados. Llega el estallido final, para luego caer rendidos y sin aliento. Nuestros cuerpos desfallecen exhaustos de placer…cansancio divino y exquisito. Rendido te cobijas en mi pecho…te abrazo, me miras y en tus ojos pude ver un brillo especial. Ese brillo que se siente y percibe cuando existe algo más que solo placer. Te mire, te bese y supe que esa noche permanecería por siempre con nosotros. Sin duda, era mucho más que placer y deseo. Algo más intenso nos unía. Y después de quedarnos por unos momentos abrazados, besándonos, acariciándonos. Piel a piel compenetrados, absortos y extasiados.
El preámbulo vuelve a comenzar…para amarnos una vez más..